Ámbar
Uno de los grandes orgullos de Chiapas es el ámbar, resina petrificada, atrapada en el fondo de la tierra hace más de 25 millones de años y que por azares de la naturaleza, posee una belleza y calidad que sólo se compara a la encontrada en la República Dominicana. El ámbar de Chipas posee cualidades únicas, ya que se encuentran piezas transparentes en cuyo interior se observan insectos y plantas de la época terciaria, los cuales quedaron petrificados. Experimentados artesanos elaboran joyería con este ámbar que se puede encontrar en colores transparentes amarillos o en tonos oscuros. Existen algunas piezas azules, verdes, rojas y blancas.
El ámbar de Chiapas es considerado además como una excelente solución para alejar los malos espíritus o envidias en contra de los niños que se enferman de mal de ojo.
La mayor mina de ámbar se encuentra en el pueblo de Simojovel, ubicado a 130 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez. Aunque en otros poblados como Huitiupán, Totolapa, El Boque, Pueblo Solistahuacán, Pantelhó y San Andrés Duraznal existen minas de ámbar, sin embargo en Simojovel se extrae y se procesa el 95 por ciento de esta resina en el estado.
Los amantes de la naturaleza o maestros adquieren estas piezas, además, para enseñar a sus alumnos el tipo de insectos y plantas que habitaron hace millones de años en México, algunos ya extinguidos.
En los yacimientos más pequeños y alejados, los mineros indígenas cavan generalmente pequeños túneles pro donde se arrastran hasta llegar al ámbar.
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